Ahora que todavía se oye el reguero de suspiros por su visita, aprovechamos para publicar la reseña que Graziano escribió sobre el disco de nuevo de Calcanhotto. Se publicó en G7, allá por el mes de julio.
ADRIANA CALCANHOTTO- O micróbio do samba
Como cuenta la propia Calcanhotto en el booklet, Lupicinio Rodrigues fue expulsado del colegio después de una semana de clases. El motivo: “se pasaba todo el tiempo batiendo el tambor y cantando músicas que nadie entendía”. Mucho tiempo después del incidente, Lupe -como fue conocido cuando se transformó en un compositor fundamental de la música popular brasilera- se justificó: “desde pequeño traía en la sangre el microbio del samba”. Esa infección es el punto de partido de la gran artista gaúcha para disparar este disco, donde deja a un lado la piel de Adriana Partimpim (su alter-ego para niños) y también su vertiente más pop. Como la intelectual encubierta que es, Calcanhotto hace su aporte al cancionero del samba con gran naturalidad. Proponiendo un contexto absolutamente artístico (redondeado por el arte de Luiz Zerbini), pero sin el esfuerzo denodado por ser vanguardista. De hecho, las doce piezas de O microbio do samba están tocadas por una formación elemental de contrabajo, percusión y guitarra acústica, subrayada eventualmente por algún cavaquinho, piano o arreglo de cuerdas. El canto de Adriana no puede ser dicho en palabras: es una epifanía.
Como cuenta la propia Calcanhotto en el booklet, Lupicinio Rodrigues fue expulsado del colegio después de una semana de clases. El motivo: “se pasaba todo el tiempo batiendo el tambor y cantando músicas que nadie entendía”. Mucho tiempo después del incidente, Lupe -como fue conocido cuando se transformó en un compositor fundamental de la música popular brasilera- se justificó: “desde pequeño traía en la sangre el microbio del samba”. Esa infección es el punto de partido de la gran artista gaúcha para disparar este disco, donde deja a un lado la piel de Adriana Partimpim (su alter-ego para niños) y también su vertiente más pop. Como la intelectual encubierta que es, Calcanhotto hace su aporte al cancionero del samba con gran naturalidad. Proponiendo un contexto absolutamente artístico (redondeado por el arte de Luiz Zerbini), pero sin el esfuerzo denodado por ser vanguardista. De hecho, las doce piezas de O microbio do samba están tocadas por una formación elemental de contrabajo, percusión y guitarra acústica, subrayada eventualmente por algún cavaquinho, piano o arreglo de cuerdas. El canto de Adriana no puede ser dicho en palabras: es una epifanía.
Martín E. Graziano
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