ESTELA MAGNONE: Bruma de abril
Tras un prolongado silencio discográfico, una de las artistas más representativas de la música uruguaya volvió a grabar. Y, merced al interés de Acqua, a editar en nuestro país. Magnone pertenece a la generación que encauzó su arte y sus anhelos en el Canto Popular de fines de los ’70, entroncado en la tradición iconoclasta que forjaron artistas como los hermanos Fattoruso y Eduardo Mateo, resistiendo culturalmente al sitiado de la dictadura. Trabajó con referentes como Galemire, Cabrera y Lazaroff, integró grupos como Travesía y Las Tres, pero recién en 1993 publicó su único disco solista: Vals Prismático. Hasta esta Bruma de abril. Este retorno se sostiene no sólo musical, sino afectivamente, junto a la familia y los amigos como aliados. Jaime Roos -que fuera pareja de Magnone- se encarga de la producción artística, y sus sobrinos, los tres hermanos Ibarburu, tocan casi todo en el disco. Como indicaartistas m discogr, Sylvia Meyer. la proverbial modestia del temperamento oriental, los Ibarburu hacen que suene amable aquello que es definitivamente complejo. La instrumentación elegida, rica pero equilibrada en los colores otoñales, acuerda con el piano y el canto evocativo y sutilísimo de Magnone. En el plano compositivo, predominan las piezas propias, aunque en ocasiones tome la palabra el fantasma de Mateo y por allí haya un guiño a Armando Manzanero en el hermoso bolero “Que te olvide”. Las letras manejan la misma temperatura, deslizándose por los cuartos del amor entendido como sensación compleja y plena de matices. Desde el querer agradecido y silencioso hasta la nostalgia que brilla, apagada, en los objetos cotidianos. Bruma de abril es un retrato íntimo, casi impresionista, de la canción uruguaya contemporánea entendida por una mujer valiente.
Martín E. Graziano
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