lunes, 17 de octubre de 2011

RESEÑA: La autopista corre del océano...

La banda de Manza Esaín editó el sucesor de Folk a través de Scatter y Apple Pie. Un tiempo atrás, Graziano lo reseñó para G7. Acá está ese texto.
VALLE DE MUÑECAS- La autopista corre del océano hasta el amanecer
Para los desprevenidos, Valle de Muñecas es el jardín privado de Mariano Esaín. Más y mejor conocido como Manza, se trata de un personaje transversal dentro del rock independiente argentino. No sólo por sus discos con Menos que Cero (su banda a fines de los ’90) y el trío junto a Ariel Minimal y Flopa Lestani, sino –y sobre todo- por su trabajo técnico y artístico en tantos discos del under: desde Les Menttetes hasta Blues Motel, pasando por NormA, Coiffeur y Mataplantas. Un rango amplísimo como productor que, en su cuarteto eléctrico, reduce al palacio de la canción veloz, urbana y sensible. Una épica de guitarrazos telecasters y versos lluviosos que destila esa extraña sensación entre la euforia y la melancolía. Un sabor que Manza paladea desde la primera canción y su estribillo en sepia: “creo que esta vez / la soledad no es una herida / hasta dónde puedo ver”. Apoyado por un gran ensamble grupal, La autopista… ofrece una precisión quirúrgica y muy imaginativa a la hora de los arreglos y la dinámica de rock. Una tensión que parece convertir en verdad la máxima de Martin Hannet, el productor desquiciado de Joy Division: “más rápido, pero más lento”.
Martín E. Graziano

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