Bajo el sello de La Garza Records, hace un par de meses se editó el nuevo disco de Faca. Ahora que formó una banda para presentarlo (Los De Fuego), aprovechamos para reproducir la reseña que escribió Graziano para Rolling Stone.
FACUNDO FLORES- Árbol de fuego
Mejor conocido como Faca, este muchacho es un maestro del bajo perfil. Entre otras colaboraciones, Faca toca la batería en Les Amateurs, es uno de los fundadores de Polaco Sunshine y participa como percusionista de Los Campos Magnéticos, Nacho & los Caracoles y hasta Onda Vaga. Sin embargo, su discreción es proverbial: unos años atrás grabó un disco precioso, pero sólo se permitió hacer un puñado de copias para repartir entre los amigos. Por fortuna, esta vez Árbol de fuego tiene su edición. Diez canciones iluminadas con velas, encendidas en ese sitio atemporal donde Caetano sigue tocando desnudo las perlas de Jóia. El contexto es acústico e impresionista: guitarra, piano, contrabajo y percusión con pinceladas de cuerdas, trompeta y flauta. Así, con un registro limitado y emocionante, Faca canta su psicodelia criolla de pájaros amanecidos y cerros cordobeses. Las referencias folklóricas, aún así, no pasan tanto por la música. Son parte de un imaginario derviche donde el chaman que oficia se llama Atahualpa Yupanqui. Quizás lo conozcan.
Martín E. Graziano
Mejor conocido como Faca, este muchacho es un maestro del bajo perfil. Entre otras colaboraciones, Faca toca la batería en Les Amateurs, es uno de los fundadores de Polaco Sunshine y participa como percusionista de Los Campos Magnéticos, Nacho & los Caracoles y hasta Onda Vaga. Sin embargo, su discreción es proverbial: unos años atrás grabó un disco precioso, pero sólo se permitió hacer un puñado de copias para repartir entre los amigos. Por fortuna, esta vez Árbol de fuego tiene su edición. Diez canciones iluminadas con velas, encendidas en ese sitio atemporal donde Caetano sigue tocando desnudo las perlas de Jóia. El contexto es acústico e impresionista: guitarra, piano, contrabajo y percusión con pinceladas de cuerdas, trompeta y flauta. Así, con un registro limitado y emocionante, Faca canta su psicodelia criolla de pájaros amanecidos y cerros cordobeses. Las referencias folklóricas, aún así, no pasan tanto por la música. Son parte de un imaginario derviche donde el chaman que oficia se llama Atahualpa Yupanqui. Quizás lo conozcan.
Martín E. Graziano
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