Aún sin disco a la vista, parece que Acorazado Potemkin es una de bandas de rock más interesantes de los últimos años. En su número de junio, la revista G7 publicó la nota que copiamos debajo. Por fortuna o desgracia, como suele suceder en este espacio la firmó Graziano. Aquí está.
MAÑANA ZARPA UN BARCO
Por Martín E. Graziano
Con la premisa de “elevar el espíritu revolucionario”, el cineasta ruso Sergéi Eisenstein estrenó El acorazado Potemkin en 1925. La película, basada en un motín verídico, era un rosario expresionista que sondeaba el dolor y la violencia contenida en el hombre común. Para Juan Pablo Fernández, Federico Ghazarossian y Luciano Esaín, viejos exploradores del lado oscuro, fueron razones suficientes para bautizar su nueva banda. Porque, como aquel barco sublevado, su música también navega por el Mar Negro. Su combustible es una especie de post-punk portuario, poético, que sólo encuentra antecedentes en bandas como Don Cornelio o, un poco más aquí, Pequeña Orquesta Reincidentes. La comparación no sólo es pertinente: es necesaria. Acorazado Potemkin es, desde el comienzo, la alquimia entre Fernández, uno de los principales compositores de la disuelta POR, y Federico Ghazarossian, el bajista de Me Darás Mil Hijos que fue ladero de Palo Pandolfo durante los ’80 y ‘90. “Un día Fede me preguntó que andaba haciendo, si tenía ganas de que nos juntáramos –recuerda Fernández-. Y la verdad es que yo estaba grabando cosas en mi casa, pero siempre pensaba en formar un trío, una banda nueva. Le dije que ‘sí’ corriendo y empezamos a armar los temas en su casa. En enero del año pasado se los mostramos a Lulo, se copó y desde ahí no paramos”. Lulo es Luciano Esaín, el baterista de Valle de Muñecas que cerró naturalmente el concepto de Acorazado Potemkin. Un power trío atípico, donde el motor no trabaja a explosión, sino a implosión.
¿Por qué remitieron a la iconografía soviética?
JPF: Cosas que te pasan cuando ves la película. Te da bronca y te da ilusión.
Aunque la formación del trío remite al rock clásico, la tónica parece ser la misma que en la Pequeña Orquesta o Me Darás Mil Hijos.
JPF: Sí, es verdad. Pero siempre sentí que la Pequeña Orquesta tenía como primer rasgo ser una banda de rock. Y el rock es tantas cosas… A veces el rock no es más que la idea que uno tenía a los 17 años: las ganas, la actitud, el estar juntos tocando con amigos. Uno va cambiando, o quiere ponerse otro traje, pero resulta que en realidad está profundizando lo mismo que había empezado.
FG: Creo que cada grupo que integramos, tiene el pensamiento y la impronta de uno como intérprete. Y aunque el estilo cambie, yo siempre doy todo.
En vivo, ¿dónde quieren poner el acento?
JPF: Me gusta cuando se logra armar la onda para cada canción. Y que así crezca el show, como levanta vuelo un abejorro: una vuelta, y otra vuelta más grande, y otra y así va tomando fuerza y subiendo. Acorazado Potemkin es muchísimo más de lo que yo me imaginaba.
¿Cómo será el disco debut?
FG: Sera algo muy parecido a “… ¡¡¡despertate!!!”
JPF: Me gustaría que sea muy sencillo, con un sonido general parejo pero fuerte y que cada tema arme su clima. Y que no sea muy largo, tipo LP. La idea es grabar en agosto y para eso va a ser bueno guardarse un poco y darle tiempo a los arreglos y ensayos. Después, salir a tocar por todas partes.
Los tres tienen un largo camino recorrido. ¿Cambian las expectativas y las prioridades?
FG: No, siempre es y fue difícil hacer algo aquí, así que estamos curtidos. Vamos para adelante.
JPG: Cuando armamos los temas, cuando preparamos un show, siento que entre los tres hay hambre. Eso se tiene o no se tiene, no hay término medio. Ladrás y mordés.
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