LA MANZANA CROMÁTICA PROTOPLASMÁTICA: Titiriscopio
El crítico Sergio Pujol sugiere que el rock es ‘esencialmente performático’. Tiene razón. El rock no es sólo la música, sino la forma en que se le pone el cuerpo. La Manzana Cromática Protoplásmática es un ejemplo curioso porque confirma la idea, pero también la dinamita. Se trata de una big band psicodélica con una gran apuesta teatral. Un imaginario dadaísta que une el conurbano bonaerense con la estratósfera y El Bolsón, subrayado por una escenografía, vestuarios y personajes. Las transferencias al disco de propuestas así debilitan pero, en el adn de La Manzana, primero está su música. Por ejemplo, el comienzo de Titiriscopio, su segundo disco, alude a Frank Zappa y todo el rock progresivo más cerebral. Después, la catarata no se detiene: música contemporánea, de medio oriente, vaudeville, reggae, Mateo, ragga y pop sixtie. Por fortuna, el ensamble unifica todo con su color gitano y se impone una entidad propia. Buena parte de la culpa es del Botis, un líder vaporoso que, sin embargo, sostiene un enorme rigor. Cada tanto se permite una pieza acústica donde, además del humor, vibra con una sensibilidad mágica. Por eso no es extraño que el disco contenga un caleidoscopio: en ese agujero infinito está La Manzana.
Martín E. Graziano
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