Vamos poniéndonos al día con la actividad intensa. Alrededor de octubre, Graziano reseñó el disco del trío de Juan Pablo Fernandez para G7. Aquí está el texto.
ACORAZADO POTEMKIN- Mugre
Mucho antes de que la religión y la ciencia tuvieran iglesias diferentes, la alquimia era un arte sagrada. Un métier para los maestros que sabían jugar con fuego. Bueno, después de la disolución de la Pequeña Orquesta Reincidentes, Juan Pablo Fernández se propuso aliarse con dos tanques inflamables como Federico Ghazarossian y Luciano Esaín. Y sabía lo que hacía: un trío eléctrico donde la austeridad era una elección ética y estética. Así, aquello que en la POR era paleta tímbrica, en Acorazado Potemkin se limita a la química grupal. Una dinámica que, aunque tiene todos los condimentos del power trío, no responde a ese estereotipo. En todo caso, es una banda de postpunk poético y porteño, impulsada por un motor a implosión y los versos de Fernández, que pasa del murmullo maniático al grito mientras el ensamble se contrae y se expande como un corazón. En ese contexto, hasta su visita al repertorio de Adriana Calcanhotto suena como The Clash. Digamos, como si los Bad Seeds y Don Cornelio se encontraran para jugar al billar y, tras algunas botellas de ginebra, el asunto terminara a las piñas: un verdadero poema.
Martín E. Graziano
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