lunes, 13 de junio de 2011

RESEÑA: Canto a lo poeta

Una nueva crítica de Graziano para La Pulseada. Esta vez se trata del texto que escribió recomendando el documental de la chilena Majo Calderón. El texto se encuentra aquí debajo, pero también en la flamante web de la revista.








CANTO A LO POETA- Dirección: María José Calderón
Apenas termina el documental se instala algo que aparentemente es una paradoja del tamaño de esta ciudad. Hablo de cómo una herramienta de colonización termina transformándose en el símbolo de identidad de un pueblo libre. Allá por el 1600, el Canto a lo Poeta era la forma musical y poética que utilizaron los jesuitas para evangelizar en la zona central de Chile. Una forma en la que aún se pueden escuchar inflexiones de los trovadores provenzales y las cifras españolas. Naturalmente, la relación primero fue conflictiva y, luego, prudencial. Pero cuando los nativos empezaron a manipularla con cierta destreza se dieron cuenta de que aquello no sólo podía servir para cantar las cosas divinas, sino también las terrenales. Ese momento de metabolización es clave, porque la expresión se volvió definitivamente propia. Así la recibieron las generaciones siguientes: oralmente y de padre a hijo, de maestro a discípulo, de generación a generación. Para cantar a los santos, pero también al amor y la injusticia. Para los ritos más estrictos (como las misas pobres y rurales) y otros más laxos -pero no menos importantes- como el vino compartido. A la hora de contar esa historia, la directora María José Calderón logró tomar distancia del mito y rodar un documental híper-vital en tiempo presente. Ahí están los duelos de paya, los centros comunitarios, la forma simbólica del guitarrón y los trucos de la dictadura para ocultar el canto. Claro que la mirada no es casual: Calderón nació en Chile durante los ’70, pero después de graduarse se instaló en California. Esa distancia despoja al registro de cualquier gesto chauvinista y lo vuelve universal y particular. Una sensibilidad que permite oler las tierras mojadas de Pirque, pero también escuchar el cuento que empezó en las cavernas.
Martín E. Graziano

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