martes, 24 de noviembre de 2009

RESEÑA: La Filarmónica Cósmica

La escena cancionística del Río de la Plata acaba de dar un nuevo fruto. Se trata de este, el primer disco de La Filarmónica Cósmica, que Graziano reseñó el mes pasado para La Pulseada. Es una delicada edición de autor. ¡Salud!

LA FILARMÓNICA CÓSMICA: idem
La nave que ilustra la tapa es manejada por El Gnomo. El Gnomo se llama Martín Reznik y, además de ser el autor de todas las piezas, es el guitarrista y director general de La Filarmónica Cósmica. Algo así como un colectivo camarístico de música popular con actitud rockera. Y el término colectivo no es caprichoso, porque si bien tanto Manuel Toyos (pianos) como Martín Pantuso (bajo y coros) permanecen en el grupo de manera estable, por la grabación pasaron -entre muchos otros- Leila Cherro (chelo), Gaspar Tytelman (percusión) y Juan Suárez (trompeta). Músicos de tránsito, que fueron parte de esta formación fluctuante y pueden volver a serlo. Por allí entonces, algunas pistas: los colores predominantemente acústicos y un perfume a happening controlado. Aún así, las composiciones del Gnomo son en rigor canciones, que a lo largo de este primer disco van tejiendo un tapiz expansivo y vital. Si pudiéramos acceder al revés de esa trama, veríamos hebras de psicodelia, de folklores latinoamericanos, música contemporánea, rock argentino de raíz y algo de reggae. Veríamos estampitas del omnipresente Eduardo Mateo, de Charly García, los Beatles y hasta Puente Celeste. Por suerte, tanto su timbre melodioso como los arreglos y el universo de mística pastoril que manejan sus letras, logran unificar ese discurso, impidiendo el mero ejercicio de estilos. La mecánica puede parecer caótica, pero vaya si el Gnomo puede hacer funcionar esta nave. Algunos ya la avistaron. Salgan a la calle.
Martín E. Graziano

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