lunes, 28 de junio de 2010

RESEÑA: (sin título)

Desde Azione Artigianale, su sello y familia cofrádica, Pez acaba de editar su disco nuevo. Esta vez la banda de Ariel Minimal no encontró (o no quiso encontrar) un título. Graziano lo reseñó para G7.

PEZ: (sin título)
Si Pez fuera una banda cualquiera del mercado, este disco –y la mayoría de los anteriores- sería una máquina de frustrar expectativas. Pero lo que diferencia a un verdadero artista de un producto, es que un verdadero artista construye a su público. No al revés. Y después de doce discos, la banda de Ariel Minimal encauzó a una audiencia vital, sin camisetas y dispuesta a escuchar música. A disfrutarla o, incluso, a desecharla. Entonces, ¿cuál de todas estas bandas es Pez: el trío hardcore, el quinteto progresivo, el cuarteto de folk-rock y las armonías vocales? Los corazones de los hombres son complejos, así que bien podría ser todas. Ahora, este disco intitulado parece continuar la senda punk de El porvenir, su antecesor. Pero a no dejarse engañar por las apariencias, porque ni aún en las curvas más veloces pierden su pericia natural para los arreglos intrincados. Tampoco la melodía, ni la reflexión existencial. En “Al tun tun”, Minimal canta: “una luz brilla sobre el horizonte / no sé si es el principio o es el fin. / La verdad es que sólo pienso en seguir”. Así, en silencio, desoyendo las sirenas y a pura prepotencia de trabajo, Pez sigue haciendo su labor. Benditos sean.
Martín E. Graziano

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