miércoles, 22 de junio de 2011

GUILLERMO PESOA: el día de la luna

Después de la separación de la Pequeña Orquesta Reincidentes, Pesoa volvió con su proyecto solista. Lunes, su primer disco, es un debut inquietante que ya está entre lo mejor del año. Graziano lo entrevistó para G7. El texto, está aquí debajo.
EL DÍA DE LA LUNA

Por Martín E. Graziano

La Pequeña Orquesta Reincidentes fue una bellísima anomalía. Una grieta en el horizonte desalentador del rock en los tardíos noventa y más allá. La banda, ese ensamble portuario de dientes apretados, era el espacio donde convivían las inquietudes de cinco tipos sólidos. Artistas que fueron poblando sus universos privados hasta que la Pequeña Orquesta no pudo contenerlos más. Por esa razón, a partir de la separación (en mayo del 2008) cada uno comenzó a fortalecer sus nuevos proyectos. Alejo Vintrob, que ya había editado Vino, siguió adelante con su vertiente solista. Santiago Pendrocini fundó Malyevados, Rodrigo Guerra puso manos a la obra con La Quimera del Tango y -luego- se inclinó por el rock furibundo de Guerra y Todo. En la misma sintonía garagera, Juan Pablo Fernández motorizó Acorazado Potemkin. Sólo restaba tener noticias de Guillermo Pesoa: aquí están.
Se trata de Lunes, el primer disco como solista de Pesoa. Un rosario claroscuro de canciones que, de algún modo, funcionan como una continuación natural de su trabajo compositivo en la POR. También es una focalización, una forma de subrayar su búsqueda personal. Para eso, eligió un ensamble más sintético, integrado por Alejo Villarino (bajo), Claudio Rinaldi (batería), la guitarra eléctrica de Pendrocini y el propio Pesoa en piano y acordeón.
¿Con qué colores te interesaba trabajar esta nueva etapa?
Tenía ganas de trabajar con más límites, reducir las herramientas tímbricas al mínimo necesario para mantener la estructura de la canción y que a la vez permitiera amplitud en las variaciones dinámicas. En POR, si bien éramos sólo cinco músicos, tocábamos una cantidad de instrumentos que nos permitía expandir las posibilidades de producción y arreglos. En este caso, mi intención era explorar un sonido potente, claro, seco.
Lunes es un buen título para empezar algo, pero también un poco frustrante. ¿Cómo apareció?
Efectivamente apareció, así es. Estábamos hablando sobre líneas posibles para el arte de tapa del disco, buscando por otro lado, y estaba ahí. Me gustaba la idea del recomienzo. El lunes tiene un carácter bastante fuerte y es siempre un desafío. Es el comienzo de una serie, es el día de la luna, es el día en que cerraban las peluquerías y las panaderías, es el día para empezar algo o dejar algo. Es muchas cosas y en cada uno resuena una distinta, pero más que nada, me gusta la idea de comenzar, una vez más, y otra vez más. Con lo que hay y con lo que falta, andar.
Con los medios saturados y el público cada vez más conservador. ¿Con qué interlocutores pueden dialogar tus canciones?
No creo que el público sea cada vez más conservador, pero quizá esté más pasivo. Y los medios siempre estuvieron saturados, pero siempre hubo grietas donde colarse. Lo que sí pienso es que con el desarrollo de los medios electrónicos y el acceso directo a la música, se pierde gran parte de la experiencia del encuentro con una canción o un artista. Falta el camino recorrido por el que busca, por el que quiere encontrarse con otro. Creo que la relación entre un cantor y el que lo escucha se construye en los dos sentidos. Mis canciones están disponibles en internet, en un cd y pueden escucharse en vivo. Pero necesariamente del otro lado tiene que haber alguien con ganas de involucrarse. En la pregunta está la respuesta, creo: son canciones que pueden dialogar, pero necesitan un interlocutor. Están dirigidas a una persona, no a un público.
Con todo el camino recorrido, ¿cambian las expectativas a la hora de iniciar un proyecto?
Por suerte sí, las cosas cambian. Hay cosas en las que uno ya no cree, o no confía, o no le encuentra el mismo sentido. Hay otras que sí lo siguen teniendo, y más fuerte. Para mí el gran proyecto es la continuidad, poder seguir haciendo, tocando, cantando, grabando, editando, escribiendo música para cine y teatro… Buscar el hueco por donde meterse, encontrarse con otros, seguir. ¿Hacia dónde dirigirse? Hacia allá.

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