jueves, 23 de septiembre de 2010

RESEÑA: Los caminos

La revista La Pulseada publicó, en su sección Tráfico de Tentaciones, una reseña sobre el disco de Miro y su Fabuloso Orquesta de Juguete. Editado por Uf Caruf y El Pampero Records es, de alguna manera, su primer disco 'oficial'. El responsable del texto, como suele suceder por aquí, es Graziano.

En una ciudad paradójica, resulta lógico que la canción más y mejor representativa del rock local de bandas la acabe de firmar un solista. Se trata de Ramiro García Morete o, como él prefiere, Miro. Acaso sin buscarlo, el tipo dio exactamente en el centro: “hace unos días nomás / mis pies besaban el mar, / y ahora me encuentro aquí / volviendo de ensayar / canciones que nadie escucha. / La Plata siempre está igual, / los chicos vienen y van”. Cualquiera que haya vivido realmente la ciudad, sabe que la canción lo está interpelando. Que Miro está tratando de hablarnos. En pocas palabras, la historia es esta: Miro fue el líder de La Colifa, una banda sobre la estela del rock barrial de los ’90. En algún momento, abrió su camino y se dejó cautivar por el llamado del songwriting clásico. Se alió con el colectivo Tocate Mil y, después de mil grabaciones de circulación virtual y baja fidelidad, eligió un puñado de canciones y entró al estudio para registrar Los caminos. Se editó a sí mismo, despejó puntos vulnerables y se hizo cargo. Esa operación lo hizo fuerte. Las referencias abren un mapa posible que va desde los hermanos Expósito a Johnny Cash, pasando por la Velvet Undeground, Atahualpa Yupanqui y Neil Young. Pero el espectro omnipresente es Bob Dylan. El trovador de Minessotta aparece en el canto, en las letras, en las estructuras, incluso en el hammond. Sin embargo, la obra de Dylan es tan noble y expansiva que no se transforma en una celda: es una plataforma. Así, una vez que Miro termine de metabolizar y empiece a soldar, acaso aparezca un gran artista. Porque pone la honestidad por delante (como una obligación ética), tiene canciones y algo para decir. Yo, voy a estar esperando esos discos.

Martín E. Graziano

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